domingo, febrero 10, 2008

MARAS, UNA AMENAZA REGIONAL Parte 2

Entrevista a Connie McGuire

Connie McGuire trabaja como coordinadora de investigaciones del proyecto de Pandillas Juveniles Centroamericanas, de la organización defensora de los derechos humanos Washington office on Latin America (WOLA). Desde este puesto, McGuire ha investigado el fenómeno de las maras en Estados Unidos y Centroamérica, proponiendo un mecanismo clave para combatir la violencia: la prevención.

Muchas organizaciones y gobiernos sostienen que las maras reflejan uno de los rostros más violentos de la sociedad. ¿Está de acuerdo?

Las maras son muy variables en su conformación y en el tipo de actividades en las que se involucran, pero los crímenes violentos son lo más visibles y los más difundidos por los medios de comunicación. ¿Desde hace cuánto tiempo no se tiene noticia de integrantes de maras rehabilitados o que cambiaron su estilo de vida?
Hay algunos pandilleros muy violentos que deben ser responsabilizados por sus crímenes, pero también hay muchos que son atraídos por el estatus que representa formar parte de una de estas maras y de su supuesta forma de vida. En realidad, no son criminales que deban ser tomados en serio. No son criminales de pura cepa.
Por ello, lo más importante es emprender acciones para prevenir esta actitud, realizando intervenciones sociales que puedan ayudar a los jóvenes a mantenerse al margen de estas maras o a salir de ellas, reinsertándose en actividades productivas para la sociedad.

¿Cree que las maras son una respuesta de los jóvenes a la sociedad que los rodea?

Las maras son un fenómeno social. Yo diría que son el resultado de varios factores sociales y no de un único factor en particular. Hay que tener en cuenta que cuestionar a las autoridades, romper las reglas e involucrarse en actividades delictivas puede llegar a ser considerado como una conducta “normal” entre los adolescentes. Además, la tendencia a identificarse con un grupo también es propia de los adolescentes, al menos en el contexto estadounidense. Por este motivo, el interés de los jóvenes en las actividades de las maras, no implica necesariamente el deseo de desarrollar actividades violentas o criminales.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchos de estos adolescentes se convierten en delincuentes una vez que han ingresado en el sistema judicial penal y, consecuentemente, en el sistema carcelario, en donde en muchas ocasiones terminan convirtiéndose en verdaderos criminales.

¿Cuáles son las características de las maras que generan más preocupación actualmente?

Desde una perspectiva basada en la defensa de los derechos humanos, el aspecto más preocupante del fenómeno de las maras son las políticas de mano dura que practican ciertos gobiernos centroamericanos y algunos estados norteamericanos.
En los países centroamericanos, las políticas de mano dura no han ayudado a disminuir la violencia asociada a las maras. De hecho, algunas investigaciones han sugerido que ciertas políticas han contribuido a que las maras se vuelvan más clandestinas y organizadas. Además, existen serias preocupaciones sobre la libertad civil de los jóvenes (más allá de que estén involucrados en las pandillas o no), que pueden convertirse en blanco fácil de estas políticas inflexibles.

Las maras comenzaron a propagarse en un contexto multicultural en la zona de Los Ángeles y no existe un único motivo que haya determinado su desarrollo. Hay que aclarar que las maras son muy similares a otras pandillas de los Estados Unidos, que se han desarrollado en comunidades de inmigrantes en donde los jóvenes se sienten marginados o generalmente excluidos, debido a una discriminación o diferenciación social.

¿Cuáles son las vías que están tomando los gobiernos y organismos internacionales para detener su propagación?

El departamento de estado norteamericano divulgó hace muy poco “La Estrategia de Estados Unidos para combatir las pandillas criminales en América Central y México”. Esta estrategia destaca cinco elementos: diplomacia, repatriación, cumplimiento de la ley y prevención. Nuestra organización aplaude la inclusión de la prevención en esta iniciativa, creyendo firmemente que es el camino que se debe seguir.

¿Cuál cree que debería ser la forma de abordar la problemática de las maras?

Prevención, prevención y prevención… Si ya “perdimos” la vida de algunos jóvenes que se insertaron en un mundo de crimen y violencia, al menos podemos prevenir que otros entren a formar parte de diferentes tipos de maras en el futuro. Existen algunos ejemplos de prevención de la violencia juvenil por parte de la comunidad organizada, especialmente en El Salvador, Guatemala, Honduras y algunas zonas de Estados Unidos en donde las maras operan.
Un ejemplo es el de la Asociación de Intervención contra las Maras (GIP, por sus siglas en inglés), concentrada en una zona de Washington DC que en el verano del 2003 estaba plagada de asesinatos llevados a cabo por jóvenes integrantes de las maras. Ese mismo otoño, miembros de la comunidad, agentes de policía y representantes educativos, entre otros, se unieron para conformar la asociación GIP. Desde el 2003, GIP ha trabajado para prevenir actividades potencialmente peligrosas entre los jóvenes del barrio. De hecho, desde octubre del mismo año, no se produce ningún homicidio que involucre a las maras latinas en el Distrito de Columbia. La prevención, la intervención y las estrategias efectivas de las autoridades policiales se convierten en el mejor camino para hacer desaparecer los homicidios y la violencia asociada a las maras.

2 comentarios:

Promo66 dijo...

Cuando alguien convierte en Modus Vivendi cierto topico sea de Maras de Vicios u otros comportamientos antisociales, se tiende a divagar
y a elaborar filosoficamente sobre el asunto.

De tal manera alguien como Mrs Mcguire le va a dar tantas vueltas al asunto que simplemente parereciera no hay solucion posible a menos que se cambie la sociedad por completo.

Para todo hay su momento y en el actual la unica alternativa es un combate frontal como al peor o uno de los peores enemigos actuales de
cualquier sociedad.

Se necesitan determinacion y una actitud firme, querer aplicar los derechos humanos a aquellos que precisamente no los respetan es como querer encontrarle la cuadratura al circulo

Carlos "Sapo" Castro

Anónimo dijo...

Si el nivel de cultura de un país se midiera por el trato que se le dan a sus jóvenes, desde luego que Latinoamerica se llevaría la palma.